Ante una situación tan espinosa... qué se debería hacer?
me creeríais si os dijese que me fui a su casa?
jajajjaja
voy a contarlo:
- no gracias ... si yo aquí estoy muy bien. - esa fue mi primera respuesta. Estaba cantado.
- de verdad?
- que sí que sí ... ya le digo.
en un principio pareció conforme y se dispuso a entrar en el ascensor ... pero con las mismas se volvió y dijo:
- no, espera, que voy a llamar a mi mujer.
Y ahí los escuchaba a los dos al teléfono ...
(bien !! tiene mujer !! ya elimino algunas de las posibilidades que tenía en mi cabeza a priori)Ahora lo que me daba era vergüenza ...
mira que tener que despertar a su mujer a esas horas !!... pero bueno, ante la insistencia de ambos, y que a pesar de cómo dejé el post anterior entrever, ya lo había fichado yo (era buena gente), acabé yéndome.
Todo lo que diga sobre ellos es poco ... me trataron como una reina.
Nada más llegar, Martine (su mujer), nos dio una especie de ..
compota zumo multifrutas, porque decía que las vitaminas eran muy importantes ... bla bla bla
(como una madre, igual ...). Me quisieron dar nuevamente de cenar ...
oú.
Nos quedamos hablando en el comedor bastante rato y en
frenchinglish !! aunque ella sabía algo de español, porque había estado viviendo en Benalmádena algún tiempo.
Se hizo bastante tarde y ya nos fuimos a dormir.
Qué manta taaaaaaan suave !! y qué calentita!! no esperaba dormir aquel día, y pude hacerlo algunas horas. ¿qué más podía pedir?
A las 5 nos despertamos, porque él me quiso llevar a la estación ( a pesar de haber estado trabajando el día anterior, de acostarnos tan tarde, y de volver a trabajar al día siguiente ).
Me dieron un par de toallas para que puediese usar la ducha si quería, un desayuno riquísimo con café, cereales, zumo y leche ... en fín, como unos padres.
Al llegar a la estación me ayudó a resolver los problemas con los billetes de tren ( porque tenía que hacer transbordo en un pueblo ), y cargó con la maleta a todas partes.
Nos intercambiamos teléfonos, e-mail y dirección postal ( a falta de que yo tuviese una en Nancy), y la promesa de que iría a visitarlos.
Y como guinda final, al llegar a la estación de Nancy, estaba Paúl esperándome con una supercámara de esas que retratan la felicidad. Por eso os dejo esta imagen, para que no os fijeis en las ojeras infinitas y el cansancio de dos días casi sin dormir... sino en el estado de ánimo que realmente llevaba a cuestas.
La historia como veis, no pudo acabar mejor. P.D: si observais, Alle ( la ardillita ártica) fue testigo en todo momento.