Me pregunto si produciría alguna satisfacción matar al protagonista de mi propia historia.
Los maravillosos editores de textos por suerte permiten escribir, borrar, modificar y volver a rehacer cada paso ...
Pero tengo la sensación de que si escribo un final, ya no podré volver atrás. ¿Y si lo mato de verdad?
¿y si ocurre como en "más extraño que la ficción"?
La lotería del 22, en Navidad
Hace 4 días